martes, 10 de agosto de 2010

Petroglifos de Samanga

El Arqueólogo Italiano y ex-catedrático de la Universidad de Piura Dr. Mario Polía, que con tanta minuciosidad ha investigado las sierras de Ayabaca, habla de una cultura Samanga. Mucho le han intrigado a Polía, los espirales grabados en las piedras de Samanga, los que tienen semejanza con otros encontrados en las selvas del Ecuador, Colombia y Venezuela; lo cual muestra no sólo un común origen, sino también el derrotero de los grupos humanos llegados del norte del continente. También hay petroglifos en Cajamarca. Los dibujos antropomorfos de los petroglifos representarían sin duda deidades, lo mismo que las figuras de los felinos, motivados no por una posible influencia de Chavín, sino como representación de los jaguares y pumas que abundan en la región y que en cierta forma eran objeto de veneración y culto. Otros animales que, en forma estilizadas, aparecen en los petroglifos son los monos y las serpientes, los cuales también abundaban en la zona en ese tiempo.



El hallazgo de la gran piedra grabada de Samanga, es como si se hubiera encontrado en libro en un idioma antiguo aún por descifrar, pero cuando se logre un avance sobre esa investigación, permitirá conocer mucho de la vida y de la forma de pensar de los más antiguos pobladores de la sierra piurana. También en Frías se ha encontrado una piedra redonda muy bien tallada, en la que parece representarse algo así como el firmamento celeste y las constelaciones. Si fuera así, significaría un notable conocimiento de astronomía, fruto de la contemplación y observación permanente del cielo. Lógicamente que el trabajo hecho en esta piedra es muy anterior al proceso cultural que se desarrolló en Frías, cuando se hizo presente la cultura Vicús.



El sitio denominado Tomapampa de Jambur, en el distrito de Paimas, sobre las orillas del río Quiroz, hay grandes piedras grabadas también con espirales y figuras antropomorfas, un tanto parecidas a las de Samanga. En las piedras hay también pocitos semiesféricos. Un poco río arriba de Quiroz, en Culqui, se ha descubierto una ciudadela y una gran cantidad de monolitos. En general, a todo lo largo de la cuenca de Quiroz hay monolitos y piedras grabadas, lo cual muestra la preferencia de los antiguos pobladores serranos por establecerse cerca de los ríos. Los petroglifos representan una transición del nomadismo al sedentarismo, ya que la grabación de una piedra de grandes dimensiones, puede haber sido trabajo coordinado de varias personas por mucho tiempo.



En Agosto de 1987, los diarios de Piura informaban de una nueva exploración hecha en la sierra de Ayabaca por el Dr. Mario Polía, en compañía del guía ayabaquino Celso Acuña Calle y el periodista italiano Adriano Favaro. Polía había ingresado al valle de Samanga al que llamaba Valle Sagrado y estudió 22 piedras que tenían glifos, siete obeliscos y lugares que 1.000 años AC servían de adoratorios. El arqueólogo italiano, en 1972 había descubierto y estudiado 33 petroglifos, en 1986 otras 22 piedras y posteriormente otras más hasta sumar 119. En algunos petroglifos hay figuras estilizadas de felinos y de culebras, lo cual hace suponer un origen selvático y una influencia Chavín. El hallazgo de un lanzón de 2.90 m también con grabaciones chavinoides encontrado cerca de la Huaca Samanguilla, vendría a reafirmar el criterio, que cuando menos Chavín y Samanga tendrían un común origen selvático. Para el Dr. Polía, Samanga es el más importante complejo de petroglifos de América del sur. El riesgo que corren estas piedras, es le temor supersticioso que les inspira a los campesinos del lugar, de que les matan a los ganados que se les acercan, lo cual hace que hayan intentado su destrucción.



En el Cerro La Cruz, fue encontrado un petroglifo de 6.46 metros con figuras de espirales y rostros humanoides y estilizados. Las piedras tenían perforaciones semi esféricas o pocitos, al igual que en otros sitios de la región. Samanga y los cerros De la Cruz y La Huaca están en la cuenca del río Espíndola que sirve de limite con Ecuador. Tanto los pocitos, como las figuras de espirales se han encontrado en petroglifos de otros países sudamericanos. No se descarta que los círculos concéntricos y otras figuras sean representaciones, de naturaleza astronómica fruto posiblemente de la contemplación permanente del cielo. Como hemos dicho antes, las lluvias de 1983 pusieron al descubierto muchos cementerios y restos arqueológicos. En el Medio Piura, en el sitio denominado Guaraguao de Malingas, en Tambogrande quedaron al descubierto gran cantidad de petroglifos que estaban cubiertos de tierra y parecían piedras corrientes, pero que el agua de lluvia las lavó.


A partir de 1983, y por varios años, el párroco de Tambogrande, el sacerdote inglés Pablo Stomhan, se interesó por los restos arqueológicos de la región y adquirió 80 ceramios con los cuales inicio el Museo Parroquial de Tambogrande. En una visita que hicimos al mencionado religioso, nos mostró un objeto único en su clase. Se trataba de un vaso pequeño de 10 cms. de alto por 3 cms. de diámetro, labrado con motivos antiguos como orlas. El material sobre el cual ha sido labrado el vaso es lo que llama la atención, pues es algo parecido al ónice. También mostró el párroco una piedra muy lisa del tamaño de un huevo de pata, en donde se había cincelado un pez.

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